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Crónicas de las rutas de El Perro Verde BTT. Con fotos, tracks, vídeos, etc.

La ruta de Navajas: con el tiempo en los talones

Saliendo
Saliendo
Hará cosa de un mes nos fuimos a hacer una marcha por la localidad de Navajas. Además la hicimos el día antes de la marcha oficial, que lejos de ser una ventaja —por aquello de tener las sendas un poco adecentadas y demás— a mí la verdad es que me daba un poco de vergüenza torera cuando pasábamos por delante de los voluntarios que estaban dando los últimos retoques al circuito.
Tras pasar la autovía
Tras pasar la autovía
Pese a ser ya mitad de Abril y hacer un tiempo apetecible para rodar de manga corta, la verdad es que a primera hora hacía un frío de mil demonios. Parece que los que planificaron el trayecto «que están en todo» lo sabían, así que nada más empezar toca subir una rampaza que sube 250 metros durante casi cinco kilómetros. No tendría problemas en que una marcha BTT empezase con una rampa delirante —normalmente empiezan así— pero tan pronto, cuando aún el pelotón no se ha dispersado lo suficiente no puedes poner una subida con un firme tan malo y en una pista tan estrecha. ¡Como un paquete se atranque en un bache y haga perder puestos a los que van de pros igual hay hondonadas de hostias.
Reparando la bici
Reparando la bici
Pese a que el desviador de la bici de Óscar ya había dado problemas, no fue nada comparable con lo que nos estaba esperando. En los últimos estertores de la subida, que ya es mala suerte, Rafa tuvo la misma avería que ya le pasó cuando fuimos al embalse de Benagéber. La cadena se metió atascó entre la corona grande y los radios de la rueda. Gracias a que Rafa llevaba unos alicates enormes y puntiagudos que hubieran sido el arma perfecta de un quinqui de los ochenta, y a la paciencia infinita de Jorge que sudó cada eslabón que conseguía liberar finalmente no tuve que irme con Rafa andando de vuelta al pueblo.
Cruzando el Palancia
Cruzando el Palancia
Cuando la subida acabó la situación no mejoró demasiado. Bajar 150 metros con un desnivel que prácticamente no podía bajarse a pie en una senda de tierra suelta no es lo que considero un buen inicio de ruta. Cuando los demás ya estaban cansados de esperar llegué con Damián y lo cierto es que tras la decepción inicial y el temor que me entró —si todo iba a ser así, yo dimito— la ruta mejoró mucho. Muchísimo. Sendas largas y estrechas, rápidas pero con tramos bastante revirados unidas mediante pistas de trazado limpio. Suponemos que los organizadores preveían una marcha rápida y compacta, porque en ocasiones, en mitad de las pistas habían carteles advirtiendo de los peligros de las curvas que venían a continuación. Ese peligro sólo se entiende si entran a más de cincuenta kilómetros por hora veinte o treinta ciclistas de golpe intentando hacerse con la copa del meao.
Pinchando ruedas
Pinchando ruedas
Al cruzar de nuevo la autovía nos merecíamos un pequeño descanso pedaleando por la vía verde de Ojos negros. Así damos comienzo a una nueva fase de la marcha que empieza con pinchazos y más averías. El frío de buena mañana ya se había convertido en un calor que empezaba a agobiar y los bidones de agua estaban bajo mínimos, pero por suerte pasamos por la urbanización Fuente de los baños. Con ese nombre, raro sería que no hubiese una fuente. La había, pero oculta, tras bajar una escalera en la orilla del Palancia.
Fuente de los Baños
Fuente de los Baños
Ya sin Juan Lozano, que se había vuelto de nuevo a Valencia, continuamos por zonas pisteras de grandes desniveles. Y como parece que por norma todas las marchas tienen que acabar en una gran subida, ahí teníamos la nuestra. Cuando quedaba poco para llegar al Salto de la Novia vimos carteles que advertían de una pendiente prolongada. Bien hicieron en advertirlo, que Jorge y yo tomamos la delantera y pese a ir a buen ritmo tardamos nueve minutos en hacer un único kilómetro. Pero el esfuerzo tuvo su recompensa en una senda final que nos quitó el cansancio.
Salto de la Novia
Salto de la Novia
Una fugaz visita al paraje del Salto de la Novia, infestado ya a esas horas de domingueros cargados con toda clase de bártulos marca el final de la ruta y posterior entrada a Navajas, donde nos tomaremos una cerveza acompañado de sal con cacaos en la plaza donde un espectacular Olmo nos daba algo de sombra.
Olmo de Navajas
Olmo de Navajas

Valoración de la ruta

La verdad es que los ocho primeros kilómetros de ruta son como para salir corriendo sin mirar atrás y no volver jamás. Duros, incómodos y —al menos para mí— peligrosos. Sin embargo, lo que viene a continuación parece una ruta distinta. Largas sendas, pistas muy veloces y algún que otro momento que pese a ser algo técnico, no entraña demasiado peligro. Sigue leyendo la crónica

Ruta por Villar e Higueruelas

Desgraciadamente la ruta de Villar tuvo muy poca asistencia. Christian, Juan Lozano y Luis. Quizás la distancia, quizás la dificultad técnica, quizás los compromisos de la gente… Sin embargo los 37 kilómetros se han rodado en tres horas y 40 minutos. No sé qué pensar. Quizás la ruta sea fácil y por eso se ha acabado en tan poco tiempo… O puede ser que realmente para «la élite» que fue a la ruta, hacer ese tiempo significa que es realmente difícil, ya que conociendo el ritmo al que van, parece demasiado. Sigue leyendo la crónica

Cruzando la Calderona hasta visitar la Morruda

En febrero, un domingo salimos a rodar lo que el sábado no pudimos a causa del viento. La Morruda, el milenario árbol situado en el término municipal de Segorbe es nuestro objetivo. Pero realmente es una excusa como otra cualquiera para cruzar la Calderona teniendo una meta en la cabeza. No íbamos a ser muchos. Sólo íbamos José Vicente, Juan Lozano, Vicente, Damián y yo, pero era un día en los que piensas que sólo puede quedar uno. A las primera de cambio, antes de dejar atrás el cuartel de Bétera, Damián tuvo un descuido y sufrió una caída aparatosa aunque sin consecuencias graves. Eso sí, le mandó junto a Vicente de vuelta al metro. Ya sólo quedábamos tres. La primera de las subidas es bastante dura y José Vicente tenía un día malo. Constipado y flojo. Como esto siga así voy a acabar sólo, como en la novela de los Diez Negritos. Ya toca esperar en las primeras cuestas, pero tras un descanso para almorzar parece que se va recuperando… Aparentemente. Un mensaje a Damián confirma que está de nuevo en casa y que los daños eran menos de los esperados. Tras coronar Peñas Altas y Tristán emprendemos una bajada veriginosa por la cara norte de la sierra hasta llegar al árbol, meta del día.
Juan en la Morruda
Juan en la Morruda
José Vicente en la Morruda
José Vicente en la Morruda
De nuevo a subir, esta vez por el Camino de Tristán. Lo malo es que al llegar a la cima decidimos coger una senda rota a decir basta en la que se baja fatal, con dolor de manos y de tanto bote perdí hasta el bidón de agua. En un momento se vuelve de nuevo ala pista del aparcamiento de Porta Coeli. En un rato estaremos en Bétera. Ya que hemos llegado hasta aquí, que menos que volver a Valencia pedaleando. En un rato estaremos de nuevo en casa.

Valoración de la ruta

La ruta tiene unas subidas destacables y recuerdo divertirme mucho en la bajada hacia la Morruda. Eso sí, la bajada desde Tristán la recuerdo, pero para mal. Sigue leyendo la crónica