70,9 km | 932 m |
3:49 | 60 |
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Otro sábado más El Perro Verde BTT nos aleja del ruido de la ciudad subidos en nuestras bicicletas, teniendo como destino la Serra Calderona.
Aunque la ruta oficialmente comienza en la estación del Trenet de Bétera, para no empezar el fin de semana —literalmente— bajo tierra, decidí ir al punto de encuentro pedaleando por el camino de Moncada, Masies y el Camino viejo de Bétera. El único punto en el que es necesario estar atento es al pasar la universidad en Moncada, pues hay que cruzar el paso subterráneo mediante el paso peatonal y no despistarse, puesto que la rampa de salida nos conduce de nuevo a Moncada.
Tras el reencuentro en la estación comienza la ruta. Para llegar a la sierra decidimos seguir la CV-331, que dispone de un carril bici segregado hasta pasar la base militar de Bétera. Cuando el carril se acaba tendremos que ir por la carretera, pero hay muy poco tráfico y durante la mayor parte del tiempo será más probable encontrar otros ciclistas que coches.
Tras dejar a nuestra derecha el Hospital de Porta Coeli y justo tras el kilómetro 6 de la carretera tomaremos la pista de la izquierda. Tardaremos bastante en volver a ver el asfalto. Aunque llevamos subiendo desde la salida de Bétera, es desde este momento donde será más patente. Tras un rato de pedaleo que nos servirá de toma de contacto, llegaremos a un cruce con una señal que nos indicará «Rebalsadors» y «Font del Berro» a la derecha. A partir de aquí comienza el reto a superar hoy. 12 kilómetros de subida prácticamente continua y un ascenso acumulado de 746 metros hasta Rebalsadors.
Se hace necesario tomar un respiro en el Waypoint llamado «Vistas de la sierra» y hacer un par de fotos mientras se recupera el resuello. Un grupo de senderistas nos indicó rutas, abrigos y miradores que se pueden explorar por la zona. Aunque el hambre ya hace acto de aparición, decidimos comer en la fuente del Poll, que aunque en teoría estaba a trescientos metros de nada se nos hizo tan largo como si hubiesen sido más de dos kilómetros.Tras comer de pie y sin cafés, pensando en la posibilidad de llevar una Nespresso y alimentarla con una dinamo, los más osados subimos hasta el mirador de Rebalsadors. Este es el único tramo con un firme que exige un poco de destreza, especialmente en los últimos metros. El resto de la ruta de hoy se puede hacer sin grandes problemas con una bicicleta híbrida.
El mirador también puede usarse como refugio, ya que hay una zona bajo techo que puede ser muy útil para guarecerse de una tormenta inesperada.
Ahora queda la parte más emocionante, pues bajaremos los 780 metros en los que se sitúa el mirador hasta los 300 de la Cartuja en 25 minutos. Pese a que la pista se encuentra en buen estado, sin grava y sin roderas, hay varias curvas en las que no debes confiarte o puede que acabes volando como Elliott, pero sin E.T. en la cesta.
Ya en la cartuja sólo queda deshacer lo hecho para volver a Bétera. Cuesta abajo, multitud de ciclistas, asfalto… Es entonces donde de forma inevitable mutamos de personas calmadas, tranquilas y responsables a bajar como si al llegar hubiese un podio y botellas de champán para que los ganadores las agiten y empapen a todo el mundo, logrando medias de 35 por hora y máximas de 45.
Tras llegar a la estación, Vicente Sanz y Rafa decidieron acompañarme pedaleando a Valencia por la CV-310, que lejos de lo peligrosa que me parecía en un principio, realmente tiene unos arcenes muy generosos y pudimos llegar a Valencia muy bien acompañados por otro grupo de ciclistas de carretera.
Recuento de bajas
No hubieron bajas, pero a Rebalsadors no subimos todos. ¡Hace falta entrenar más la resistencia!